Un desafio desigual que no tiene solucion.

TRANSEXUALIDAD Y DEPORTE

Según el Comité Olímpico Internacional (COI) el género de una persona depende exclusivamente del nivel de testosterona: los hombres adultos poseen entre 240 y 950 nanogramos por decilitro, mientras que en las mujeres ronda entre 8 y 60 ng/dL.

Sin embargo, cada federación, cada deporte y cada torneo, tiene reglas completamente distintas, lo que provoca que muchos de los deportistas que toman la valiente decisión de asumir quiénes son terminan siendo víctimas de su propia sexualidad.

Deportistas femeninas, derrotadas por mujeres que fueron hombres

El deporte ha salido del armario, el hombre ha entrado en el vestuario de chicas, operado, y lo que todo ello ha traído consigo ha sido la desigualdad. Porque es fácil adivinar quienes se llevan los trofeos.  El diario online Word Net Daily ha recopilado una serie de casos de varones convertidos en mujeres, en Australia y EEUU, que compiten con ellas en distintas disciplinas como levantamiento de pesas, pista, lucha libre, fútbol, baloncesto y artes marciales mixtas.  El último y más notorio caso es el de Laurel Hubbard, que ganó la competición australiana Internacional  de Mujeres en levantamiento de pesas.   Pero cada vez hay más casos de trans que nacieron varones y compiten ventajosamente con mujeres, lo que ha provocado un debate ético sobre el deporte. Si hay ventaja física –por más que se hayan operado y tomado hormonas femeninas- no hay juego. No tiene sentido la competición.    Porque ni la cirugía ni las hormonas cambian la altura, la masa muscular o la estructura ósea de los varones, superior a la de las mujeres.    Pero el falso mito de la igualdad ha llegado al deporte con resultados… desiguales.     Habrá oído usted la expresión, “los chicos siempre serán chicos”. ¿Pero qué sucede cuándo un musculoso chico quiere ser una de las  chicas compitiendo ferozmente con las mujeres en levantamiento de pesas, compitiendo brutalmente contra muchachas en el campo de fútbol o dando potentes golpes de gracia a chicas en la lona de las artes marciales mixtas?   Está ocurriendo actualmente por toda América y buena parte de Occidente.     Varones biológicos están formando parte de equipos de mujeres, rompiendo registros y dominando en deportes como los de levantamiento de pesas, softbol, ciclismo, atletismo, lucha libre, fútbol, voleibol, golf, baloncesto y artes marciales mixtas.    Los críticos argumentan que la igualdad entre los sexos, simplemente, no existe. Fisiológicamente hablando, hay una brecha de género entre hombres y mujeres que no puede ignorarse.   Por ejemplo, cuando se trata de correr, los hombres son generalmente más rápidos que las mujeres. Como señalaba World’s Runners en 2015: “En todas las distancias hasta el maratón, la diferencia entre los tiempos de récord mundial de hombres y mujeres es de nueve a 10 puntos porcentuales, y el porcentaje es similar o incluso mayor entre los corredores lúdicos”.   Entonces, ¿por qué los hombres tienen algunas ventajas deportivas sobre las mujeres atléticas?

Músculos del cuerpo humano masculino

El profesor y conferenciante de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ohio Chris Schwirian contaba en World’s Runners : “Los tiempos masculinos más rápidos en los 100 a los 800 metros se deben principalmente a hombres. Porque la mayor masa muscular, -y siendo una mayor parte de ella de contracción rápida-, les permite generar mayor fuerza, velocidad y energía anaeróbica.   En todas las distancias más allá de 800 metros, la principal razón de la diferencia es la mayor capacidad aeróbica de los hombres . Lógico: los varones tienen menos grasa corporal, más hemoglobina y masa muscular, y sus corazones y pulmones son más grandes que los de la mujer.”  Además los hombres tienen los huesos más largos y grandes, lo que les brinda ventajas mecánicas sobre las mujeres , ya que tienen mayor fuerza, incremento de altura y grandes estructuras de sustento muscular.  Sus huesos son también más densos y tienen ligamentos más duros, haciéndolos menos propensos a las lesiones deportivas.         Dado que estos factores físicos y fisiológicos dan a la mayoría de los hombres una clara ventaja competitiva en el deporte, ¿es justo o incluso seguro que los hombres biológicos compitan contra las mujeres?     “Si los hombres pueden reivindicar ser mujeres e invaden un deporte que sólo permite competir a mujeres, entonces la suya será una apuesta segura, con total garantía de éxito”, escribe Brandon Morse en The Federalist.     Lo cual es una gigantesca trampa. Porque “todos los premios, recompensas, y reconocimiento se arrebatarán a las mujeres que los merecen por derecho para dárselos a un hombre que esencialmente engaña poniéndose maquillaje, inyectándose hormonas, y diciendo que es una mujer.”

 ¿Por qué ocurre todo esto?  El periodista David Kupelian da claves y documentación en un capítulo de su libro El chasquido de la mente americana, que se titula ‘La locura de Género’.

Gracias a la influencia del poderoso movimiento LGBT, todo el mundo tiene ahora que afirmar lo absurdo y disparatado

“La locura afecta no sólo al individuo transgénero y a las mujeres deportistas así victimizadas”, señala. “También contribuye a una especie de delirio de masas que infecta a toda la sociedad debido a lo cual, gracias a la influencia del poderoso movimiento LGBT, todo el mundo tiene ahora que afirmar lo absurdo y disparatado -que un hombre que es esencialmente un imitador de mujeres puede competir limpiamente contra las mujeres-, o tener que padecer abusos y persecución tildados de intolerantes, simplemente por decir la verdad “.

Kupelian afirma que “Este movimiento de anarquía sexual – con docenas de géneros completamente nuevos, inexistentes en la historia de la humanidad hasta hace unos pocos años– es en realidad parte de un movimiento político revolucionario enraizado en una mezcla de trauma personal, ideología utópica y fuerzas demoníacas, que por desgracia resulta cada vez más extendido en la América actual“, declaraba..

A pesar de esto, el Colegio Nacional de Asociaciones Atléticas los Juegos Olímpicos han instituido políticas para permitir que los atletas transexuales compitan en equipos que se corresponden con los géneros con los que se identifican, siempre y cuando los atletas se sometan a un año de terapia de reemplazo hormonal.

Para documentar esta tendencia cada vez mayor, recopilamos una serie de casos de deportistas trans, algunos de ellos verdaderamente chuscos.     Si en el deporte un jugador tiene ventaja no hay juego que valga. Eso es, tal cual, lo que ha ocurrido recientemente con la levantadora de pesas Laurel Hubbard, que ganó la competición australiana Internacional  de Mujeres el 19 de marzo.

Lauren Hubbard

Hubbard, de 39 años, levantó 591 libras, casi 20 libras más que la mujer que ganó la medalla de plata al levantar 572 libras.    Gozaba de una pequeña ventaja: nació varón.

“Todos nos merecemos estar en un campo de juego equitativo”, dijo  Deborah Acason, de la Federación Australiana de Halterofilia. “Pero es difícil cuando uno cree que no lo es. Si no es equitativo, ¿por qué estamos haciendo deporte?”    El problema es en qué categoría ponemos a los transexuales. El Comité Olímpico Internacional reconoce como géneros a los masculinos y femeninos, y clasifica a las mujeres transexuales como categoría femenina.      Pero la agenda internacional está marcada por el lobby LGTB, con los medios de comunicación en primer término.     Vean lo que dice el periodista deportivo Phil Gifford, sobre la “forzuda” Hubbard  “ [Ella] Él tiene perfecto derecho, considero, para competir, y cualquiera que diga lo contrario creo que es muy parcial, que es lo que imagino en primer lugar, o simplemente está celoso del hecho de que haya venido esta mujer que quizá sea mejor que sus competidoras femeninas“.            La transgénero ciclista Jillian Bearden, de 36 años, biológicamente masculina ni sólo ganó el Tour de Tucson femenino en cuatro horas y 26 minutos, en 2016, sino que fundó el primer grupo de ciclismo transexual del mundo, el Transnational Women’s Cycling Team.

Y se jactaba de sus éxitos: “Es absolutamente grandioso”, dijo  “. Debemos unirnos solidariamente y mover este país hacia la dirección que están aceptando todos “.

A la tercera clasificada, Suzanne Sonya, no le hizo ninguna gracia la ventaja de la ciclista trans.  “Me siento mal por decirlo, pero no creo que sea juego limpio, y pongo en duda su integridad de quien acude a estas competiciones sabiendo que va a ser más fuerte”.

Y añade: “Bearden ha vivido 30 como hombre. Independientemente de los niveles de testosterona, tiene memoria muscular y una capacidad pulmonar que yo nunca podría acumular. Era un número 1 como varón. Yo nunca podría igualar a un hombre profesional. ¿Cuán justo es para sus competidoras femeninas?”

California permitió que Pat Cordova-Goff, de 17 años, nacida varón, entrara a formar parte del equipo de softball de chicas en una  Escuela de Secundaria.     La ley estatal requiere que “se permitirá que un alumno pueda participar en programas y actividades escolares segregados por sexo, incluyendo equipos y competiciones atléticas, y las instalaciones de uso acordes a su identidad de género, independientemente del género que aparece en los registros del alumno.”Pero Randy Thomasson, presidente de SaveCalifornia.com, declaró a la Fox que la decisión del Estado para permitir que los varones biológicos compitan con las mujeres es injusta.“Es intolerable que este joven no acepte una categoría igual de chicas que juegan contra chicas”, afirma Thomasson. 

“Es injusto para las niñas categóricamente biológicas el tener que competir con un joven confundido sexualmente, que tiene la fuerza mayor, propia  de un cuerpo más fuerte, lo que hace que el tablero de juego sea decididamente ‘desigual’”.       El jugador transgénero de fútbol Christina Ginther, de 44 años, que nació un varón y tiene seis pies de altura, ha demandado por discriminación a un equipo semi-pro femenino de fútbol americano y ahora está jugando para otro equipo femenino.   Cuando completó la transicion de hombre a mujer, quiso jugar en el equipo de fútbol femenino de Minnesota Vixen. Pero se le dijo que la liga no permite que los varones biológicos jueguen contra las mujeres por motivos de seguridad.    “Colgué el teléfono y me sentí simplemente violada”, dijo Ginther,  “Me sentí como un bicho raro”   Y presentó una demanda en contra de la discriminación del Minnesota Vixen y de la Liga de Fútbol Femenino Independiente.

Mientras tanto, Ginther juega para el Minnesota Machine, un equipo de otra la liga de fútbol femenino. Espera que su demanda inspire a otros atletas transexuales.

Los motivos de seguridad aducidos en el caso anterior cobran pleno sentido en el caso de Fallon Fox, luchador transgénero de artes marciales mixtas.  Porque, aunque hormonado, nació hombre, tenía la fuerza de hombre y…  rompió la cuenca de un ojo y dejó con conmoción cerebral a su oponente femenina en 2015.   La mujer, Tamikka Brents, sufrió una lesión ocular grave en su hueso orbital dañado. ha precisado siete grapas después de que luchara contra Fox.Brents afirmó que el “puñetazo de Fox era diferente”. Y tan diferente.  “Por lo general podía moverme en el cuerpo a cuerpo contra mujeres…, pero no podía moverme en absoluto en el cuerpo a cuerpo contra Fox.” añade la pobre luchadora.   Un comentarista no podía ocultar su indignación porque Fallon luchara como un atleta femenina.  “Ella se llama a sí misma una mujer, pero tiendo a discrepar”, dijo. “Ella solía ser un hombre, pero ahora… ella es una transexual, que es (el) término oficial que define por lo que has pasado, ¿Y  quiere que se la

permita de luchar contra mujeres?  Usted tiene las manos grandes. Tiene grandes articulaciones en los hombros. Eres un hombre ¿vale?”  El comentarista se refiere a Fallon como un “gran” luchador con un “rostro del hombre.”   “¿Quieres ser una mujer y desea tomar hormonas femeninas? ¿Quieres conseguir una cirugía de senos? Eso está bien. Apoyo su derecho a vivir como una mujer “, añadía. Pero en ese caso –argumenta-, Fallon debe luchar sólo los hombres. “Tiene que luchar contra chicos”, afirmaba. “En primer lugar, ella no es realmente una mujer. Sino una persona transexual, una persona postoperada. La operación no rasura su densidad ósea. No cambia.   Nos fijamos en las manos de un hombre y nos fijamos en las manos de una mujer, y están construidos de manera diferente. Ellos son más gruesos. Ellos son más fuertes. Las muñecas son más gruesas. Los codos son más gruesos. Sus articulaciones son más gruesas.  Simplemente atendiendo a la función mecánica de golpear, un hombre puede hacer que el golpe sea mucho más duro de lo que puede ser capaz de golpear una mujer, y punto“.   La patinadora Vanessa Sites, de 31 años, es la primera transexual en competir en un equipo de EE.UU. en la Copa Mundial de Roller Derby.  Aunque Sites ha jugado en patinaje sobre ruedas durante al menos ocho años, no reveló su identidad transgénero a los medios de comunicación hasta hace poco.  Su forma de justificar su obvia ventaja física sobre sus colegas féminas es así de farisaica: “Quiero que la gente me conozca por mi patinaje y no lo que hay entre mis piernas,” declaró a un diario digital de Pennsylvania.La declaración tiene trampa, ya que su destreza y fuerza como patinadora tiene que ver y mucho con lo que lleva (o llevó) entre las piernas.  Su lenguaje incluso tiene un tono machote, que no se corresponde mucho con el estilo femenino: “Soy tan bueno en esto que quería ser el mejor”.  A pesar de que Sites nació como varón biológico, no cree disfrutar de una  ventaja injusta cuando compite contra mujeres.   “No creo que tenga una ventaja”, dijo Sites. Y añade: “Me derriban lo mismo que a todas las demás.   La transgénero Catherine McGregor, nacido un varón, es un jugador de cricket en un equipo femenino de Canberra (Australia). A finales de 2016, McGregor dijo que quería jugar en el campeonato australiano de la Big Bash Ligue femenina.   “Me he llevado una grata sorpresa porque siempre tenía el temor de los enemigos que decían  por ahí que no merezco jugar en la competición femenina porque nací masculino”, señalaba  McGregor, de 60 años.   “Y las mujeres de mi equipo no le dieron importancia. Me han recibido con los brazos abiertos, y puedo vislumbrar un auténtico futuro allí “, añadía McGregor.    McGregor añadió que ya no produce testosterona y que tiene altos niveles de estrógeno.

La científica estadounidense Joanna Harper llevó a cabo una investigación y registró que al reducir los niveles de la hormona masculina en ciertos atletas, los mismos bajan también su rendimiento. Por lo que no debería existir discusión alguna. Sin embargo, habiéndose realizado estas pruebas en deportes individuales como el atletismo, la polémica no apacigua en el marco de los deportes de contacto.

Mientras el tiempo pasa, la sociedad cambia y la humanidad intenta dejar los prejuicios de lado, el deporte, que se presenta como una herramienta para alcanzar este objetivo, termina siendo un arma que juega en contra de aquellos que luchan por un mundo menos desigual.